Por SAIGON ART MAG 27 de octubre de 2027
Es muy probable que los lectores de Saigon se hayan planteado, a lo largo de la semana pasada, preguntas del tipo: “¿Cómo habrá sido el OFFSCREEN París de este año?”, “¿Habrá cobertura de la feria por parte de Saigon?” o, mucho más probablemente, “¿Cuál habrá sido la propuesta de Chiquita Room para el OFFSCREEN?”.
Lo cierto es que yo tampoco he estado en París esta semana, pero sí sé qué ha llevado a exponer la galería Chiquita Room, y aquí traigo un resumen.
Se trata de un stand comisariado del colectivo Taller Estampa, formado por programadores, realizadores e investigadores dedicados a la producción artística, que, desde Barcelona, exploran las tecnologías audiovisuales y digitales desde una perspectiva crítica y una metodología arqueológica.
Ellos, mediante su trabajo, exploran las posibilidades del algoritmo de inteligencia artificial de detección de objetos y personas en imágenes digitales YOLO9000. Este modelo es conocido por su velocidad y precisión de procesamiento, mejorando (supuestamente) incluso las capacidades humanas, y es ampliamente utilizado en el campo de la agricultura, la conducción autónoma de vehículos o incluso en cirugía.
La descripción algorítmica de YOLO9000 proporciona un resultado complejo y estratificado sobre los objetos que reconoce en la imagen entregada; es capaz de reconocer objetos, rostros y emociones. Puede establecer clasificaciones y generar descripciones analíticas prospectivas, es decir, es capaz de predecir y comprender futuros posibles, con una capacidad de trabajo rápido e infinito. La IA nunca para y entrega resultados al instante.
Sobre el campo conceptual, relacionan la capacidad de visión artificial de la IA con John Berger y sus planteamientos en Ways of Seeing (1972), según los cuales la visión no es tanto un proceso fisiológico, sino también una serie de hábitos y convenciones culturales; la diferencia reside en que ahora las máquinas también participan de esta experiencia cultural. Sobre la cual, en la posmodernidad, son las compañías tecnológicas las que deciden (parcialmente) la deriva de la cultura y, por extensión, de la cultura visual. El colectivo Estampa, consciente de esta situación, se aprovecha de las capacidades estéticas de los outputs de YOLO9000, que, mediante mecanismos internos de visión artificial, sitúa rectángulos de colores alrededor del mundo para la producción artística.
En este sentido, el algoritmo suprime la relación personal y emocional con el mundo que nos rodea: la imagen digital pasa a ser «una colección de objetos para etiquetar» y no la captura de una realidad total. La mirada informática elimina la interpretación; se reduce a la asignación precisa de etiquetas, domesticando la imagen.
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